Criterios ortográficos
Todas esas fuentes y los respectivos corpus insulares han sido considerados particularmente y sometidos a una revisión de conjunto por nuestra parte en lo que se refiere a la escritura de cada uno de los topónimos. Nuestro punto de partida ha sido la tradición oral, y a ella hemos procurado atenernos en cada caso. Los errores que suelen contener las cartografías oficiales respecto a la escritura de los términos toponímicos suelen ser múltiples y de muy variada índole. Unos son de simple escritura ortográfica, por exceso de celo a la norma gramatical estándar, corrigiendo las realizaciones dialectales; así, por ejemplo, se escribe Bermejo, Hoyo, Faya o Tablada en vez de Bremejo, Joyo, Haya o Tablá. Pero otras malas escrituras falsean la verdadera identidad del topónimo mismo, como Julán o Julián por Julan. Otras son atraídas por la etimología popular, así, El Mercader, en vez de El Mercadel. Hay también falsas interpretaciones, como La Lechera por La Helechera o Peña Labra en vez de Peña el Abra, etc.
Especial importancia tiene la escritura de los topónimos de origen guanche, generalmente escritos “a la castellana”, con una ortografía falsa, al tratar de enmendar lo que se cree una pronunciación efecto de fenómenos fonéticos propios de las hablas canarias, como pueden ser el seseo o el yeísmo: así, aparecen escritos Guarazoca por Guarasoca, Yaiza en vez de Yaisa, Zonzamas por Sonsamas, Gallo en vez de Gayo, etc. En el dilema b/v, se escribe Bentaiga y Benchijigua, pero también Veneguera, sin razón alguna; nosotros escribimos siempre con b el sonido [b], incluso en un nombre tan asentado como Orotava. En cuanto a la h- inicial se ven escritos Hechedo, Hermigua y Herques, pero también Epina, Erjos y Erque; nosotros suprimimos la h cuando no tiene ninguna repercusión fonética. Y en el dilema g/j, se ven escritos con g: Geneto, Geria, Gerián y Gitagana, pero con j: Jerduñe y Jicanejo; y se escribe Ginijinámar pero, en contra, Jinama y Jinámar; nosotros escribimos siempre con j el sonido [x]. En este tema debería hacerse una revisión total y sistemática de la escritura de los términos toponímicos canarios que aparecen en cartografías de toda índole e incluso en letreros de carretera, pues afecta a una parte importante de la identidad lingüística y cultural del Archipiélago, que patrimonio cultural también es la toponimia.