Descripción
Roque es uno de los nombres en que se clasifican los distintos territorios insulares canarios, siendo estos los últimos de la escala y por estar deshabitados. Es el caso de los Roques del Este y del Oeste del norte de Lanzarote, o los Roques de Anaga de Tenerife, o los Roques de Salmor de El Hierro, etc. Pero no solo hay roques en el mar; al contrario, son muchos más los que están en el interior, siendo uno de los elementos geológicos más característicos de la geografía insular. Más de 800 topónimos se pueden contar en nuestro corpus. Los roques son siempre eminencias individualizadas en el paisaje como producto de los fuertes procesos erosivos, caracterizadas por su aspecto abrupto e inhiesto y normalmente inaccesibles; los geólogos los definen como los “pitones fonolíticos” que quedan como testigos de la erosión permanente a que están sometidas las cumbres, después de que el viento se haya llevado los materiales más débiles de su entorno. Y así en cada isla se pueden nombrar los más famosos: el Roque Nublo y el Bentaiga en Gran Canaria, el Roque Idafe de La Palma, los Roques de Agando y Cano de La Gomera, los Roques de García en las Cañadas del Teide de Tenerife, etc. Incluso hay bastantes poblaciones que tienen este término por su propio nombre; en Gran Canaria: Roque (Ingenio) y El Roque (Tejeda); en Fuerteventura: Roque la Oliva (La Oliva); en Tenerife: El Roque (San Miguel), Los Roques (Fasnia), Roque de las Bodegas y Roque Negro (Santa Cruz); y en La Palma: El Roque (Puntagorda), Roque del Faro (Garafía), Roque de Abajo y Roque de Arriba (Santa Cruz).